Josep María Romaguera i Bach. Diócesis de Barcelona
Este Domingo es la fiesta de la Sagrada Familia. El Hijo de Dios se ha hecho hombre, se ha hecho uno de los nuestros. Y lo ha hecho en lo concreto. Se ha hecho miembro de un pueblo concreto para vivir lo que vive este pueblo. Miembro de una familia concreta para vivir lo que vive una familia. Ha tomado carne humana en un hombre concreto para vivir en lo concreto "los gozos y las esperanzas, las tristezas y las angustias de los hombres de nuestro tiempo" (Concilio, GS 1).
Notas por si hacen falta
Notas sobre el domingo 1º de Navidad, la Sagrada Familia
- Hoy lo que nos convoca a celebrar la Eucaristía es el hecho de ser domingo. Es el primer domingo de Navidad y en él celebramos el mismo ‘misterio’ que a lo largo de todo el ciclo navideño: el Hijo de Dios se ha hecho hombre, se ha hecho uno de los nuestros.
- Y lo ha hecho en lo concreto. Se ha hecho miembro de un pueblo concreto para vivir lo que vive este pueblo. Miembro de una familia concreta para vivir lo que vive una familia. Ha tomado carne humana en un hombre concreto para vivir en lo concreto los gozos y las esperanzas, las tristezas y las angustias de los hombres de nuestro tiempo (Concilio, GS 1).
- En este evangelio, por tanto, no tenemos que buscar lo qué dice sobre la familia, sino qué dice sobre Dios–con–nosotros.
Notas sobre esta escena de hoy
- Estamos en el final de los dos capítulos–prólogo de san Lucas. En el capítol 2 hemos asistido al nacimiento y a la manifestación de Jesús –manifestación a los pastores y al templo–. Ahora Lucas nos ofrece una escena que no tiene ninguna relación con las anteriores. Y es la única en todos los evangelios que nos presenta al Jesús de esta edad (42).
- Como en todos los llamados evangelios de la infancia, hay que leer esta escena como preludio de lo que vendrá después en el grueso de la obra. En este caso, la relación de Jesús con la fe de su pueblo, simbolizada en “los maestros” (46) y en el “templo” (46), y su relación con el “Padre” (49). Sobre esta relación con el Padre, por ejemplo, démonos cuenta de que Lucas, en su evangelio, hace que Jesús pronuncie este nombre, Padre, la primera y la última vez que abre la boca: Lc 2,49 y Lc 23,46.
Notas para fijarnos en Jesús y el Evangelio
- La escena tiene lugar en el templo, “casa de mi Padre” (49). Se nos anticipa el objetivo de la misión de Jesús: conducir a los discípulos, a toda persona que quiera seguirle, hacia el Padre. Todo el evangelio de san Lucas expresa esta misión con el simbolismo de Jerusalén y del templo y del camino que lleva ahí (Lc 9,51; 9,57ss; 24,53).
- “Quedaban asombrados... de las respuestas que daba” (47): el evangelista nos anticipa que la enseñanza marcará el ministerio de Jesús (Lc 4,22.32.36; 19,47). En el Magníficat (Lc 1,46-54) ya se anticipaba que la acción de Dios que se realiza en Jesús provoca esta reacción, “quedaban asombrados”. Así el evangelista invita a sus lectores –también nosotros– a escuchar a Jesús y a asombrarse de su enseñanza.
- Jesús es el Hijo de Dios (49). El Padre es su prioridad (Lc 14,26). Todo el resto, la misma relación de familia, es enriquecida por este misterio (Lc 8,19-21).
- José y María, “los padres de Jesús” (41), que no comprendían el misterio de su hijo (50), aparecen como discípulos. Los discípulos, a lo largo del camino, no se dan cuenta de cual es realmente el designio de Dios; se les abrirán los ojos al final, cuando Jesús resucitado los instruirá (Lc 24,45-46). Durante el camino reaccionan a menudo con la incomprensión y, a veces, incluso con el temor (Lc 9,45;18,34;24,25-26).
- Todos los discípulos somos llamados a hacer proceso, a hacer camino: sólo la luz de Pascua (Lc 24,31) nos ayudará a comprender este misterio. Mientras tanto necesitamos hacer como María, “su madre”, que “conservaba todo esto en su corazón” (51), como la tierra buena que escucha la Palabra con corazón noble y generoso, la guardan y dan fruto con perseverancia (Lc 8,15).
- “Bajó con ellos a Nazaret y siguió bajo su autoridad” (51): el Hijo de Dios vive la vida humana al pleno, es uno más entre los chicos de su pueblo.