Domingo 33º T.O. - C_2022

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Estudio de Evangelio. Ángel Rivas Fernández , diócesis de Ciudad Real

 

13 noviembre. Lc 21,5-19

El peligro puede estar, en embellecer nuestros templos, que nos les falte ningún detalle, en hacerlos verdaderas obras de arte, que merece la pena admirar. Pero, obviando, dejando en segundo escalón a las “piedras vivas”, a las personas. Pero, sobre todo, a las que han perdido su dignidad, porque su figura se ha desfigurado por la pobreza. Sin descuidar lo anterior, tendríamos que centrarnos en ellas, para que puedan recuperar la belleza de su rostro. No olvidemos que los templos no son construcciones inertes, sino que están formados por diferentes personas. 

 

Hay muchos misterios que se nos escapan, hay cantidad de interrogantes, que no tienen fácil respuesta, sin embargo, sí podemos mirar nuestra vida ¿En qué la estoy empleando? ¿Qué espacio ocupan las personas y los más necesitados en ella? Sin embargo, es preciso estar vigilantes ante “los cantos de sirena”, ante los que se presentan con soluciones fáciles a todo, que vienen con promesas de todo tipo, pero que en el fondo sólo buscan su propio interés y aprovecharse de los más pobres. 

 

En este sentido, aunque hemos avanzado a nivel tecnológico y otros aspectos de la vida, las guerras, los conflictos y la violencia siguen muy presentes en la humanidad. Pero, quienes padecen con más fuerza y virulencia tales situaciones son los más indefensos, los más humildes de la tierra. Por eso, podemos decir, que la causa de Jesús, siempre fueron los más pobres. Éstos fueron su prioridad en toda su actividad. De ahí, cuando nos acercamos a los pobres, cuando les escuchamos, les ayudamos, les hablamos de Jesús, estamos transmitiendo y viviendo a voces el Evangelio. 

 

Aunque seguir la causa de Jesús tiene sus dificultades, nos acarrea problemas, ya que defender a los pobres no está bien visto por los poderosos. Pero estas situaciones de fricción y encontronazo no sólo se dan en el ámbito social, sino también las incomprensiones se viven dentro de la familia. Sin embargo, nunca nos faltará el apoyo del Señor, para que nuestras palabras sean escuchadas y la verdad salga a la luz. En el fondo, en todos los desencuentros por defender a los más pobres, está el rechazo a la persona de Jesús. Todas nuestras fatigas, todo lo que hacemos por los pobres no se perderá, nada se olvidará, si lo vivimos desde la fidelidad y confianza en el Señor.