Domingo 1º Cuaresma C_2022

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Estudio de Evangelio. Jesús Sánchez Blázquez ("Titín"), diócesis de Ávila

Comenzamos  la Cuaresma: un tiempo para crecer en la fe y renovar el encuentro con el Señor. El Evangelio de este primer domingo nos sitúa a Jesús en el desierto. Un lugar elegido por Él antes de comenzar su misión evangelizadora.

 

6 marzo 2022. Lc 4, 1-13

 

Es el Espíritu quien le conduce a lo largo de esos 40 días y le fortalece para vencer las tentaciones del diablo. Un diablo que va tentando al Jesús hombre para que se olvide de su condición humana y por tanto fracase su encarnación en el mundo. Jesús quiere cambiar esa relación errónea entre el creyente y su Dios. Quiere romper esa falsa concepción de un mesianismo que satisface las necesidades “urgentes” de la gente pero no cambia su vida; un mesianismo de una política errónea que busca poder e imposiciones y no justicia, paz y libertad; un mesianismo de una falsa religión que está envuelta de acciones mágicas y falto de búsqueda del Dios verdadero.

 

Jesús nos muestra el camino del Siervo, muy alejado de la concepción de Mesías que tenía su pueblo. Será la Cruz el lugar desde donde Jesús mostrará su reinado al mundo.

 

Hoy también nosotros vivimos envueltos en indecisiones, dilemas, inseguridades. El diablo del siglo XXI sigue tentado a la Iglesia, a cada creyente, a cada uno de nosotros. No es fácil descubrir su presencia, se reviste en muchas ocasiones de falsas bondades, de religiosidades novedosas, de psicologías que buscan el afianzamiento del “yo”, el quererse a uno mismo,… y olvidarse que el ser humano se hace y se realiza a través del encuentro con el “otro” y que se completa, este encuentro “comunidad”, cuando descubren al “OTRO” que da sentido a la existencia humana y llena el Alma del único AMOR que sabe conducirnos por el desierto de la vida.

 

No nos cansemos de pedirle al Padre que nos conceda los dones y fortalezas del Espíritu Santo. Nos es fácil ser Testigo de la Buena Noticia de Jesús en el mundo de hoy. Necesitamos afianzar nuestra condición de discípulo, acudir cada día a la Palabra de Dios, que nos da el conocimiento de Jesucristo y las sendas que debemos recorrer, para no dejarnos vencer por las tentaciones del maligno. Nuestro alimento será la Palabra de Dios, nuestras fuerzas el Espíritu Santo y nuestra compañía, la comunidad de hermanos que comparte con nosotros nuestra fe en el Resucitado.

Hay que estar siempre alerta. La vida no es una única batalla. El demonio, nos dice el texto del evangelio, se marchó hasta otra ocasión. Cuidemos el silencio, los momentos fuertes de oración, el alimento de la Palabra y la Eucaristía, y junto a nuestra comunidad cristiana, podremos vencer las tentaciones del maligno.

 

 

Jesús Sánchez (Titín)