Domingo XXXIII T.O. - B

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Estudio de Evangelio. Lucas de la Villa Llorente, diócesis de Sigüenza-Guadalajara

VERÁN VENIR AL HIJO DEL HOMBRE CON GRAN PODER Y GLORIA

 

14 noviembre 2021. Marcos 13, 24-32
 
1.- El capítulo 13 de Marcos es diferente a todo el evangelio. Usa un estilo de escribir que se llama apocalíptico. Se sirve de diferentes imágenes, símbolos cósmicos, ángeles, revelaciones, visiones, para expresar el sufrimiento por el que pasarán los cristianos. Pero siempre culminando con una llamada a la esperanza de la intervención salvadora de Dios. En este caso, Jesús está en el Monte de los Olivos, acompañado de sus tres discípulos predilectos: Pedro, Santiago y Juan. Desde allí pueden ver la ciudad de Jerusalén y el Monte de los Olivos.
Hay personas a quienes no les gusta estos textos apocalípticos. Les asustan, les parecen difíciles de entender… Empieza hoy el evangelio: Aquellos días ¿final del mundo? después de una gran angustia, el sol se oscurecerá…
 
2.- Jesús no pretende meter miedo a sus discípulos, al contrario. Les anticipa, ciertamente, dificultades, sufrimientos, persecuciones. Él va a sufrir, los discípulos también. Todo eso forma parte del plan de Dios. En Jesús se cumplirá tres días después, según los capítulos siguientes de Marcos. Marcos lo que quiere es alentar la esperanza de la comunidad cristiana. “Entonces verán venir al Hijo del hombre sobre las nubes con gran poder y gloria; enviará a los ángeles y reunirá a sus elegidos de los cuatro vientos… Manifestación gloriosa de Jesús. Hijo del hombre es la expresión más utilizada por Jesús para referirse a sí mismo. Expresión que ya usó el profeta Daniel (Dan 7,11-14). En los evangelios sinópticos se menciona en 66 ocasiones.
 
La primera lectura de este domingo es del profeta Daniel, también de estilo apocalíptico. El pueblo de Israel pasa por grandes dificultades, persecuciones y conflictos.
Y, por primera vez en el Antiguo Testamento, se habla de la fe en la resurrección de los muertos. La confianza en que hay vida después de la muerte nace cuando el pueblo experimenta en su propia carne la muerte injusta de los justos. La fe en la resurrección es la fe de los pobres, la fe de los últimos.
           
3.- El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán. Jesús vuelve… No esperamos algo ilusorio. Dios es Padre y domina todo. La vida presente es ganancia de la vida futura en Dios. El creyente mira el mundo y ve en él frutos de vida. Aprended de la higuera: Al final de la primavera no le vemos flores hermosas, que anticipen los frutos. Quien los conoce disfruta de esos frutos antes de que lleguen los pájaros. Quien tiene fe mira al mundo y sabe ver los frutos, leer las señales de Dios, y así su vida se llena de esperanza. El Padre Dios está cerca, está a la puerta. Frente a las persecuciones y cataclismos, aprended de la serenidad de la higuera al final de la primavera.
 
Por eso san Marcos nos alienta al sosiego, a la calma, a la perseverancia, a la entrega, a la fortaleza, al compromiso. A la vigilancia, a estar atentos, no dormirse, mientras el Señor vuelve. A vivir siempre con fidelidad a la voluntad de Dios confiando siempre en El. El creyente sabe que Dios siempre triunfa a pesar de señales tan contrarias. La mayor crisis fue Jesús en la Cruz, pero no terminó allí. Resucitó.
 
4.- Nadie sabe el día ni la hora. Jesús no quiso revelarlo. No ofreció información detallada del final; solo promovió actitudes de vigilancia y cautela a los oyentes. Dejarlo todo en manos de Dios. Cuidado con las especulaciones sobre el fin del mundo, sobre el deseo de controlar los tiempos de Dios.
 
5,- Estamos llegando al final del año litúrgico. Lo cerramos el próximo domingo con la fiesta de CRISTO REY, que es como la meta a la que nos ha ido llevando la liturgia. Hoy el evangelio nos sirve de revisión del año. Ver si su palabra está dando fruto en nosotros, a favor de los hermanos. Ver si, en medio de las dificultades, vivimos la esperanza, creemos en la Resurrección. ¿Dónde estamos nosotros? Vivimos tiempos difíciles, nos ha dicho Daniel. La Iglesia es perseguida en muchas partes del mundo, -mal si hablasen bien de nosotros-, las pandemias, los cataclismos como el volcán de La Palma, nada ni nadie nos separará del amor de Dios. Dios, es más (Deus é mais), dice la gente sencilla de Brasil.
 
Digamos con el salmo: Protégeme, Dios mío, que me refugio en ti, mi suerte está en tu mano. Con el Señor a mi derecha nunca vacilaré. Me enseñarás el sendero de la vida, me saciarás de gozo en tu presencia, de alegría perpetua a tu derecha.