Domingo XXIII T.O. - B. 2021

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Estudio de Evangelio. Lucio Arnáiz Alonso, diócesis de Orihuela-Alicante

 

5 septiembre 2021. Mc 7,31-37

 

          ¿Qué nos revelan estas lecturas del misterio de Dios?

. Dios es el manantial y el fundamento de la esperanza. No temáis. ¡He aquí vuestro Dios! Han brotado aguas en el desierto y corrientes en la estepa. El páramo se convertirá en estanque, el suelo sediento en manantial. Dios nos invita a la esperanza, porque el cumplimiento de las promesas depende sólo de él y no de nosotros.

. Dios en Jesucristo, su Hijo muy amado, todo lo ha hecho bien: hace oír a los sordos y hablar a las mudos. Dios nos saca de la soledad y el aislamiento y nos abre a la relación, la escucha, la palabra… En Jesucristo somos entrañablemente amados y recreados por la misericordia del Padre.

El Señor mantiene su fidelidad perpetuamente, hace justicia a los oprimidos, da pan a los hambrientos. El Señor liberta a los cautivos. Dios no quita nada, sino que lo da todo. El oficio de Dios es ayudar a vivir a los hombres, para que tengan vida y la tengan abundante.

. Dios no hace acepción de personas; no se deja engañar por las apariencias; Dios ve el corazón. Dios es de todos y para todos, pero siempre desde la preferencia por los más pobres.

 

          ¿A qué hemos de abrirnos como discípulos?

Effetá. Ábrete a la acción de Dios. Lo que de verdad importa es lo que Dios hace y no lo que hacemos nosotros.

Effetá. Ábrete a la esperanza que se sustenta y se fundamenta en Dios. El Señor es mi pastor, nada me falta. En verdes praderas me hace recostar; me conduce hacia fuentes tranquilas y repara mis fuerzas.

Effetá. Ábrete a los pobres, porque son tierra sagrada donde Cristo habita. El que acoge a uno de éstos, mis hermanos más pequeños, me acoge a mí.

 

 

Textos de Antonio Chevrier:

“¡Oh Verbo! ¡Oh Cristo!

¡Qué bello y qué grande eres!

… En tu Palabra está la vida, la alegría,

la paz y la felicidad” (VD 108).