Domingo XV T.O. - B. 2021

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Estudio de Evangelio. Jesús Mari Atauri Apellániz, diócesis de Vitoria

 

11 julio 2021. Mc. 6, 7-13: Misión de los Doce


1. Jesús no quiere admiradores, ni discípulos que le escuchen nada más, sino testigos de un nuevo estilo de vida, apóstoles que participen en su vida y tarea, misioneros que anuncien la buena noticia del Reino. La fe en Jesús se fortalece cuando nos implicamos en la imitación y en el anuncio de Jesús. Es curioso que los primeros cristianos, siendo un grupo pequeño, con poca preparación y en medio de un ambiente hostil, extendieran el evangelio de Jesús al mundo conocido y hoy los cristianos no tengamos fuerza para evangelizar nuestras familias y ambientes.


2. Donde estaba la fuerza de estos cristianos? Llevaban en su corazón la fuerza y el amor de Jesús, la conciencia de ser enviados por él para luchar contra las enfermedades, malos espíritus y todo tipo de sufrimientos de las personas. Iban sin medios, sin cosas materiales que repartir, con las manos limpias, necesitando que les acogieran y les dieran sustento y alojamiento, pero con la confianza puesta en Jesús y con la conciencia de que anunciaban un verdadero tesoro, que podía enriquecer a todo el pueblo, y en especial a los pobres, marginados, pecadores y a tantas personas sufrientes. Nos toca redescubrir el encargo de Jesús de ser misioneros, pero que antes que métodos y materiales nuevos, debemos experimentar en nuestra vida el tesoro transformador de Jesús y así poder anunciarlo para que otros lo puedan descubrir, porque Jesús quiere llegar a todos los que lo acojan.


3. Los apóstoles anuncian a Jesús e invitan a las personas a un nuevo estilo de vida siguiendo a Jesús. Este cambio de vida supone un cambio de vida, de valores y relaciones, dejando atrás el egoísmo, los intereses particulares, el afán de poder y protagonismo, La fe en Jesús nos introduce en un proceso donde él tiene la iniciativa y nosotros colaboramos para ser hombres y mujeres nuevos al estilo de Jesús. Y lo anuncian en pareja, en nombre de una comunidad de hermanos, que viven la igualdad, el servicio, la solidaridad, la confianza en Dios, la disponibilidad para cargar la cruz como Jesús e invitan a formar parte de esa nueva familia. Hoy nos toca también recuperar este sentido comunitario y hacer que la "feligresía" se vaya haciendo verdadera comunidad, y que la catequesis, el anuncio, la acogida, el compromiso social,
etc...se realicen desde una comunidad viva, no a título personal.