Domingo 13 T.O. - A

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Estudio de Evangelio. Santiago Domingo Pampliega.

El texto del evangelio que se lee este domingo es la conclusión de las palabras de Jesús a los apóstoles enviados en misión. Vale para todos los bautizados que, por el hecho de serlo, son también enviados a evangelizar.

 

28 junio 2020. Mt 10, 37-42

El evangelio muchas veces altera la lógica natural de las cosas y las estructuras sociales. Jesús vivió con radicalidad su relación con el Padre. No tiene otro objetivo, otro alimento, otro centro que realizar su voluntad, anunciar y hacer realidad el Reino, mostrar a un Dios que es Padre y que ama más allá de toda medida. Así lo enseña a sus discípulos. Expresa las fuertes exigencias del seguimiento, no quiere que nadie se engañe. Es entrar en la lógica del Reino, del perder, entregar, y sorprendentemente encontrar, ganar.

 

 1. "El que ama a su padre o a su madre más que a mí, no es digno de mí" (Mt 10,37). Con estas sorprendentes palabras Jesús pone de manifiesto que el discipulado implica una singular relación de predilección y opción por él. El vínculo familiar no es comparable con el amor y la opción libre por Jesús. Se refiere a las prioridades en el amor. Los lazos de sangre no son un absoluto, aún reconociéndolos como naturales y elevados: "¿Quién es mi madre y quienes son mis hermanos?. El que hace la voluntad de mi Padre..." (Mt 12,48-50). La dura oposición que se establece, muy al estilo semítico, no puede ocultar lo que hay en común: el amor. Amor a los suyos, pero amor, y de un modo prioritario, al Señor.

¿Qué absolutos se hacen presentes en mi vida?. Llamada a descubrir si Dios, el amor, el seguimiento, el Reino van adquiriendo esa dimensión de totalidad. No excluye otros amores, pero no están al mismo nivel.

 

2. "El que no toma su cruz y me sigue, no es digno de mí" (Mt 10,38).

Ser discípulo implica asumir la cruz, la vida, la misión, la propia persona con todas sus contradicciones y dificultades, con las consecuencias de las propias opciones. No garantiza que sea un camino fácil, de éxito, pero será semejante al suyo.

 

3. "El que encuentre su vida, la perderá; y el que pierda su vida por mí, la encontrará" (Mt 10,39)

Seguir a Jesús es difícilmente compatible con buscarse a sí mismo, con buscar la propia seguridad o los propios objetivos. Ese seguimiento pasa por "descentrarse" de sí mismo.

Del texto se desprende que seguir a Jesús comporta desprendimientos, renuncias, conflictos. Adherirse a Él implica la necesidad de realizar opciones decisivas, muchas veces no fáciles. Optar, desde una confianza más allá de toda lógica, sin terreno bajo los pies, sin otras seguridades.

 

  • ¿Qué entiendo por "conservar la vida", por "encontrar la vida"?
  • ¿Estoy dispuesto a perderla, a jugármela sin demasiados cálculos?
  • La realización de sí mismo, según el evangelio, no es otra cosa que "perderse". Encuentra la propia identidad sólo quien no se preocupa de ella, no la busca, no se la propone obsesivamente.
  • Descubrir esa radicalidad, esa totalidad que tantos han vivido no como una pérdida sino como una ganancia, un tesoro escondido, una perla preciosa.

   Santiago Domingo Pampliega. Diócesis de Madrid