Josep María Romaguera Bach. Diócesis de Barcelona
En el pasaje evangélico del próximo domingo tenemos diversos temas. Uno es el de los sectarismos. Otro, muy importante, es el del escándalo a los pequeños, a los débiles.
Pauta para el Estudio de Evangelio personal o compartido en grupo
1. Oración para pedir el don de comprender el Evangelio y poder conocer y amar a Jesucristo y, de este modo, poder seguirle mejor y darlo a conocer
2. Anoto algunos hechos vividos esta última semana
3. Leo/leemos el texto. Después contemplo y subrayo
4. Anoto lo que descubro de JESÚS y de los demás personajes, la BUENA NOTICIA que escucho...Teniendo en cuenta lo que Jesús dice del “escándalo” de los “pequeñuelos”, ¿Cómo nos ayudamos unos a otros en la comunidad (equipo de revisión de vida, parroquia...) a sostener y hacer crecer la fe? ¿Y qué testimonio damos a las demás personas, especialmente a las más débiles?
5. Desde el evangelio, vuelvo a mirar la vida, los HECHOS vividos, las PERSONAS de mi alrededor... ¿Qué personas y colectivos conozco/conocemos que, sea o no “en nombre” de Jesús, trabajan para “echar” el mal –las injusticias– del mundo? ¿Qué testimonio recibimos de ellas?...
6. Llamadas que me hace –que nos hace– el Padre hoy a través de este Evangelio y compromiso(s)
7. Oración. Diálogo con Jesús dando gracias, pidiendo...
Notas por si hacen falta
Notas sobre algunos términos del texto
* “Una piedra de molino” (42) es una piedra grande y pesada movida por un animal que la hacía rodar sobre otra piedra llana puesta debajo.
* La palabra traducida aquí por “infierno” (43.45.47) –la Gehenna–, se refiere a un valle que limitaba la ciudad de Jerusalén y que había sido un lugar de culto idolátrico a Moloc, con práctica ocasional de sacrificios humanos; de aquí el nombre de Tófet o «crematorio» (2Re 23,10; Jr 7,31-32). Posteriormente pasa a ser imagen del lugar de castigo definitivo de los pecadores, lleno de gusanos y de fuego (Is 66,22-24).
Notas para fijarnos en Jesús y el Evangelio
- El personaje al que el discípulo Juan se refiere diciendo que “no es de los nuestros” (38), es uno que no formaba parte del grupo de los discípulos o seguidores de Jesús. Sin embargo, actúa “en nombre” de Jesús.
- Se pone de manifiesto, entonces, que los discípulos de Jesús –como puede suceder en toda clase de grupos– tienen una tendencia al sectarismo, a creerse los únicos que pueden hacer el bien, que pueden “echar demonios” (38).
- Jesús aprovecha la ocasión para actuar como “Maestro” (38). Y el evangelista Mc aprovecha la escena para recoger diversas enseñanzas de Jesús.
- La primera enseñanza es que haber recibido la misión y el poder de expulsar los demonios (Mc 3,15; 6,7) no supone que nadie más pueda “echar demonios”. Toda persona que hace el bien está en la dinámica del Reino, “no se quedará sin” el Reino (41). Ser de los que van con Jesús (38) se concreta en vivir lo que Él vive, en hacer lo que Él hace: Jesús echa demonios (Mc 1,34.39; 3,22; 16,9). Por otro lado, expulsar demonios en nombre de Jesús será una de las señales que acompañarán a los que crean, según dice el Resucitado (Mc 16,17).
- Jesús relaciona esta enseñanza con el tema del escándalo: hacer caer en pecado a los “pequeños que creen” (42). ‘Escándalo’ y ‘escandalizar’, son expresiones griegas que significan, respectivamente, ‘causa de caída, de tropiezo’, ‘hacer caer, hacer caer en pecado’. En este contexto, entonces: poner obstáculos a la fe de alguien, provocar que tropiece, alejarlo de Dios.
- Los “pequeños” (42) son no solamente los pobres con quienes se encontró Jesús en su camino, sino también los miembros de la comunidad más frágiles y débiles (también los encontramos en Mt 10,42); también aquella gente sencilla que no se atrevía a seguir a Jesús por miedo a los escribas. Jesús -y san Marcos- pretenden recordarnos (42-48) que todos somos responsables de la fe de los demás. Sobre todo, cuando éstos son “pequeños”.
- Jesús no propone nada parecido a la mutilación del cuerpo como solución a nada. Ni quiere asustarnos con el “infierno” (42-48). Sin embargo, sí que usa imágenes duras e impactantes que los oyentes podían entender para señalar la gravedad de escandalizar a los pequeños.