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Domingo 32º T.O. - C_2022

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Estudio de Evangelio. Ángel Rivas Fernández, diócesis de Ciudad Real

LA VIDA

 

6 noviembre 2022. Lc 20,27-38

La vida, para muchas personas, consiste en salir del anonimato, en hacerse notar, en llamar la atención, para que los demás fijen la mirada en ellas. Para otras, es más bien: “dar descendencia a su hermano”, es dejar partes de nosotros en los otros, retazos de nuestra vida, para los que demás sean. Aunque esta vida terrenal tiene fecha de caducidad, es un regalo de Dios, que es preciso saborear, compartiendo nuestro tiempo, nuestras personas con los demás, etc. Lo importante  de esta vida, no es si hemos conseguido nuestros objetivos humanos, porque a lo mejor no nos han salido las cosas como pensamos. Es posible, que sintamos el peso de nuestro fracaso: “Todos murieron sin dejar hijos”. Sin embargo, si hemos amado, si nos hemos entregado, entonces habremos triunfado.

 
Tampoco, podemos vivir la vida desde las relaciones exclusivistas: “¿de quién de ellos será mujer?”, sino que tenemos que estar abiertos a todos, sobre todo a los más pobres y sencillos. En este mundo presente, tenemos que ser generadores de vida en los otros, como del amor de las familias, nacen nuevas vidas. En cambio, en  la vida eterna no será tanto el roce de nuestra existencia, sino más bien la unidad profunda de nuestros corazones, lo que prevalezca.
 
La nueva vida, la eternidad, que Dios nos regala es una manera distinta de estar frente a los otros, en la medida que somos más hijos de Dios, somos más hermanos unos con los otros en plenitud. La existencia adquiere su máxima realización en la “relación”, en la entrega total al otro. Nuestro Dios es relación; es el “Dios de Abrahan, Dios de Isaac...” Esa unidad profunda con Dios, que nace de la amistad con Él, sostiene la Vida. Dios no quiere todo aquello que mata y destruye nuestra existencia: la guerra, el hambre, la injusticia, etc, sino que quiere que vivamos en plenitud, eso sólo posible estando a su lado, pero también cerca de nuestros hermanos los hombres, sólo así puede nacer la vida.