Este domingo escucharemos a Jesús, en Jerusalén, proclamando cual es el mandamiento principal. Decir que amar a Dios por encima de todo y a los demás como a si mismo "vale más que...”, no es despreciar el culto sino situarlo en su justo punto: al servicio del amor a Dios y a los demás, expresión gozosa y agradecida de la experiencia de amar y ser amado. El culto no puede ser nunca un substituto del amor. Y sin el culto podemos perder el sentido del amor.
Domingo Contreras Camarero, diócesis de Burgos
Josep Maria Romaguera Bach, diócesis de Barcelona