Pauta para un Estudio de Evangelio. Josep Maria Romaguera Bach
¡Vaya situación la que vivimos! El confinamiento para combatir al COVID-19 nos pone a prueba. Quizás estas fichas pueden hacer especial provecho en esta situación. En este sentido, recuerdo que más importante que leer las "Notas por si hacen falta", es que cada uno/a, con la "pauta" que está en medio de la ficha (o con otras pautas), se detenga ante el texto evangélico y se vaya encontrando con Jesús, enamorándose de Él, para seguirlo de cerca y poder dar testimonio de Él.
Este domingo próximo tenemos la bonita historia del encuentro de Jesús con un hombre que era ciego de nacimiento. Una persona de la cual no se nos dice el nombre: puede ser cualquiera de nosotros/as.
Que Jesús, "Luz del mundo", nos ayude a "ver" el Camino a seguir en estas circunstancias y siempre.
¡Que vaya bien! ¡Cuidémonos mucho! ¡Tomemos todas las precauciones! ¡Seamos sensatos! Y oremos mucho por las víctimas del COVID-19 y por todas las personas que nos ayudan a combatirlo.
22 marzo 2020
Evangelio según Juan (9,1-41)
En aquel tiempo, 1 al pasar Jesús vio a un hombre ciego de nacimiento. 2 Y sus discípulos le preguntaron:
–Maestro, ¿quién pecó: éste o sus padres, para que naciera ciego?
3 Jesús contestó:
–Ni éste pecó ni sus padres, sino para que se manifiesten en él las obras de Dios. 4 Mientras es de día tengo que hacer las obras del que me ha enviado: viene la noche y nadie podrá hacerlas. 5 Mientras estoy en el mundo, soy la luz del mundo.
6 Dicho esto, escupió en la tierra, hizo barro con la saliva, se lo untó en los ojos al ciego, 7 y le dijo:
–Ve a lavarte a la piscina de Siloé (que significa Enviado).
El fue, se lavó, y volvió con vista. 8 Y los vecinos y los que antes solían verlo pedir limosna preguntaban:
–¿No es ése el que se sentaba a pedir?
9 Unos decían:
–El mismo.
Otros decían:
–No es él, pero se le parece.
El respondía:
–Soy yo.
10 Y le preguntaban:
–¿Y cómo se te han abierto los ojos?
11 El contestó:
–Ese hombre que se llama Jesús hizo barro, me lo untó en los ojos y me dijo que fuese a Siloé y que me lavase. Entonces fui, me lavé, y empecé a ver.
12 Le preguntaron:
–¿Dónde está él?
Contestó:
–No sé.
13 Llevaron ante los fariseos al que había sido ciego. 14 Era sábado el día que Jesús hizo barro y le abrió los ojos. 15 También los fariseos le preguntaban cómo había adquirido la vista. El les contestó:
–Me puso barro en los ojos, me lavé y veo.
16 Algunos de los fariseos comentaban:
–Este hombre no viene de Dios, porque no guarda el sábado.
Otros replicaban:
–¿Cómo puede un pecador hacer semejantes signos?
Y estaban divididos. 17 Y volvieron a preguntarle al ciego:
–Y tú ¿qué dices del que te ha abierto los ojos?
El contestó:
–Que es un profeta.
18 Pero los judíos no se creyeron que aquél había sido ciego y había recibido la vista, hasta que llamaron a sus padres 19 y les preguntaron:
–¿Es éste vuestro hijo, de quien decís vosotros que nació ciego? ¿Cómo es que ahora ve?
20 Sus padres contestaron:
–Sabemos que éste es nuestro hijo y que nació ciego; 21 pero cómo ve ahora, no lo sabemos nosotros, y quién le ha abierto los ojos, nosotros tampoco lo sabemos. Preguntádselo a él, que es mayor y puede explicarse.
22 Sus padres respondieron así porque tenían miedo a los judíos: porque los judíos ya habían acordado excluir de la sinagoga a quien reconociera a Jesús por Mesías. 23 Por eso sus padres dijeron: «Ya es mayor, preguntádselo a él.»
24 Llamaron por segunda vez al que había sido ciego y le dijeron:
–Confíésalo ante Dios: nosotros sabemos que ese hombre es un pecador.
25 Contestó él:
–Si es un pecador, no lo sé; sólo sé que yo era ciego y ahora veo:
26 Le preguntan de nuevo:
–¿Qué te hizo, cómo te abrió los ojos?
27 Les contestó:
–Os le he dicho ya, y no me habéis hecho caso: ¿para qué queréis oírlo otra vez?, ¿también vosotros queréis haceros discípulos suyos?
28 Ellos lo llenaron de improperios y le dijeron:
–Discípulo de ése lo serás tú; nosotros somos discípulos de Moisés. 29 Nosotros sabemos que a Moisés le habló Dios, pero ese no sabemos de dónde viene.
30 Replicó él:
–Pues eso es lo raro: que vosotros no sabéis de dónde viene, y, sin embargo, me ha abierto los ojos. 31 Sabemos que Dios no escucha a los pecadores, sino al que es religioso y hace su voluntad. 32 Jamás se oyó decir que nadie le abriera los ojos a un ciego de nacimiento, 33 si éste no viniera de Dios, no tendría ningún poder.
34 Le replicaron:
–Empecatado naciste tú de pies a cabeza, ¿y nos vas a dar lecciones a nosotros?
Y lo expulsaron.
35 Oyó Jesús que lo habían expulsado, lo encontró y le dijo:
–¿Crees tú en el Hijo del hombre?
36 El contestó:
–¿Y quién es, Señor, para que crea en él?
37 Jesús le dijo:
–Lo estás viendo: el que te está hablando ese es.
38 El dijo:
–Creo, Señor.
Y se postró ante él.
39 Dijo Jesús:
–Para un juicio he venido yo a este mundo: para que los que no ven, vean, y los que ven, se queden ciegos.
40 Los fariseos que estaban con él oyeron esto y le preguntaron:
–¿También nosotros estamos ciegos?
41 Jesús les contestó:
–Si estuvierais ciegos, no tendríais pecado; pero como decís que veis, vuestro pecado persiste.
Pauta para hacer Estudio de Evangelio, personal o compartido
1
Oración para pedir el don de comprender el Evangelio y poder conocer y amar a Jesucristo y, de este modo, poder seguirle mejor y darlo a conocer
2
Anoto algunos hechos vividos esta última semana
3
Leo/leemos el texto. Después contemplo y subrayo
4
Ahora anoto lo que descubro de JESÚS y de los demás personajes, la BUENA NOTICIA que escucho...
Delante de Jesús, ¿me sitúo como el ciego o como los fariseos?
5
Desde el evangelio, vuelvo a mirar la vida, los HECHOS vividos, las PERSONAS de mi alrededor...
¿Cómo miro a los demás: como Jesús mira al ciego o como lo miran los fariseos?
6
Llamadas que me hace –que nos hace– el Padre hoy a través de este Evangelio y compromiso(s)
7
Oración. Diálogo con Jesús dando gracias, pidiendo...
Notas por si hacen falta
Notas sobre claves de lectura y simbolismos del texto
- Jesús es “la luz del mundo” (5). Ya lo había dicho (Jn 8,12). Pero lo dice también de los discípulos (Mt 5,14).
- Además del tema de la “luz”, tiene importancia la clave de lectura que nos da el diálogo sobre “el pecado” (2-3). La ceguera no proviene del pecado (3). Por tanto, el ciego no simboliza al pecador ni la ceguera al pecado. Más bien, la ceguera es la situación previa a haber acogido a Jesús y su Palabra. Y la visión (37) que Jesús da simboliza la fe (38). En cualquier caso, una enfermedad nunca es un castigo por el pecado.
- Que el ciego lo sea “de nacimiento” (1) significa que ver –la fe– será algo nuevo, símbolo de una nueva vida: será un nuevo nacimiento (Jn 3,1ss).
Notas para fijarnos en Jesús y el Evangelio
- Jesús “ve” (1) el problema del “hombre” y le da respuesta (6) sin que él se lo pida: toma la iniciativa y pasa a la acción (6-7) después de haber observado la realidad (1) y de haber reflexionado sobre ella en equipo (2-5).
- Pero no sólo parte de la realidad. También parte de un proyecto que explicita en estos versículos: “que se manifiesten en él las obras de Dios” (3); “soy la luz del mundo” (5); “los que no ven, vean, y los que ven, se queden ciegos” (39).
- Esto es lo mismo que la JOC ha recogido de Joseph Cardijn: Dios tiene un proyecto de vida digna para cada joven trabajador/a, que es hijo/a de Dios; mirando la realidad vemos que los jóvenes son explotados en el trabajo, tratados como bestias de carga; organizados en el seno de la Iglesia pueden pasar a la acción y transformar la realidad según el proyecto de Dios. Sólo así podrán reconocer al Dios que siempre trabaja (Jn 5,17).
- El ciego, en el pasado, estaba “sentado” (8). Esta constatación de los vecinos que Jn recoge, subraya el cambio que Jesús ha provocado.
- El “hombre” se convierte en testigo de Jesús ante los fariseos (15.17.25.27.30-33). A todas las cuestiones que le plantean siempre responde explicando los hechos, la experiencia. Dando testimonio de esta manera, se adentra en un proceso que lo lleva a proclamar su fe (38).
- Este proceso: comienza por obedecer a la Palabra de Jesús, al cual no ha visto (7); pasa por padecer las pruebas a las que es sometido hasta ser expulsado de la sinagoga (8-34); para llegar a encontrarse ante el misterio que se le manifiesta (35-38).
- La Palabra de Jesús aparece como don clave que permite iniciar el proceso (7) y que permite la profesión de la fe (37-38).
- El texto nos invita a situarnos ante la Palabra de Jesús: ¿nos situaremos abiertos a su acción, como el ciego, o encerrados en lo que ya “sabemos”, como los fariseos (29)? Los fariseos, con su “ver” no dejan lugar a la iniciativa de Dios (41).
- El pecado, que Jesús había negado (2-3) en un pobre marginado tenido por pecador (el “hombre ciego”), es atribuido, en cambio, a los fariseos (41).
- Jesús discrimina (39), porque no todo es igual, porque no todo el mundo se posiciona de la misma manera ante Dios y ante los demás. Él, como “luz del mundo” (5), provoca esta discriminación –“juicio” (39)–: su luz pone de manifiesto lo que hay en los corazones. Jesús no condena; su luz permite que todo el mundo se pueda posicionar de nuevo –nacer de nuevo–; también los fariseos ... ¡si quieren!
Josep Maria Romaguera Bach. Diócesis de Barcelona