La exaltación de la Santa Cruz
14 septiembre 2014
Evangelio según Juan (3,13-17)
En aquel tiempo, dijo Jesús a Nicodemo:
13 Nadie ha subido al cielo, sino el que bajó del cielo, el Hijo del hombre. 14 Lo mismo que Moisés elevó la serpiente en el desierto, así tiene que ser elevado el Hijo del hombre, 15 para que todo el que cree en él tenga vida eterna.
16 Tanto amó Dios al mundo que entregó a su Hijo único para que no perezca ninguno de los que creen en él, sino que tengan vida eterna.
17 Porque Dios no mandó su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo se salve por él.
Pauta para hacer Estudio de Evangelio, personal o compartido
1
Oración para pedir el don de comprender el Evangelio y poder conocer y amar a Jesucristo y, de este modo, poder seguirle mejor y darlo a conocer
2
Anoto algunos hechos vividos esta última semana
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Leo/leemos el texto. Después contemplo y subrayo
4
Ahora anoto lo que descubro de JESÚS y de los demás personajes, la BUENA NOTICIA que escucho...
Contemplo este amor de Dios por el mundo, por la humanidad. Me planteo cómo lo acojo, cómo me hace vivir, cómo me hace crecer humanamente, cómo me compromete...
5
Desde el evangelio, vuelvo a mirar la vida, los HECHOS vividos, las PERSONAS de mi alrededor...
Ante esta vida y estas personas que contemplo, y ante la buena noticia del amor de Dios, que no condena sino que salva, me planteo cuáles son mis actitudes con las personas con quienes me encuentro habitualmente. Y cuál es mi mirada sobre este mundo al que tanto ama Dios.
6
Llamadas que me hace que nos hace el Padre hoy a través de este Evangelio y compromiso(s)
7
Oración. Diálogo con Jesús dando gracias, pidiendo...
Notas por si hacen falta
Notas sobre esta fiesta que nos rompe el ritmo de los domingos
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Nos encontramos hoy con una fiesta que tiene un nombre curioso. Y que, por estar dedicada a Jesucristo y no a un santo o santa, cuando coincide con un domingo pasa por delante de la liturgia correspondiente, en este caso pasa delante del domingo 24 del año A, que sería hoy.
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El nombre no hace la cosa. Sin embargo a veces ayuda. Y es que el nombre de la fiesta puede inducir a centrarse en la cruz en si misma y a exaltar al sufrimiento, cosa que se hace demasiadas veces. El enfoque es otro:
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En primer lugar, el centro es Jesucristo, el que se sometió incluso a la muerte, y una muerte de cruz (Fl 2,8). Contemplamos, entonces, a Cristo que ama a sus hermanos y hermanas y por eso se hace servidor de todos; celebramos a Cristo en su obediencia, en su fidelidad hasta el final a la misión que el Padre que lo ama a Él y nos ama a todos le ha encomendado.
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Y, en segundo lugar no sea que este nombre nos induzca a exaltaciones extrañas, fijémonos como sigue la carta a los Filipenses que hemos citado antes y que es la segunda lectura de hoy: Por eso Dios lo exaltó sobre todo y le concedió el Nombre-sobre-todo-nombre (Fl 2,9). Es decir, quien exalta a Jesús es Dios, el que lo ha enviado, el que lo ha constituido en el Enviado.
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Por lo tanto, celebremos el amor tan grande que Cristo tiene por sus hermanos/as, que lo hace capaz de despojarse de todo, de darse del todo, de dar la vida, de darnos vida eterna mostrándonos el camino que conduce a ella.
Notas para fijarnos en Jesús y el Evangelio
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Jesús alude (14) a la serpiente de bronce del desierto, que curaba a quienes la miraban después de haber sido mordidos por una serpiente venenosa: Moisés hizo una serpiente de bronce y la colocó en un estandarte. Cuando una serpiente mordía a uno, él miraba a la serpiente de bronce y quedaba curado (Nm 21,9). Más adelante, el libro de la Sabiduría, ponía las cosas en su sitio: Quien se volvía hacia ella, quedaba curado; no por el simple hecho de contemplarla, sino gracias a ti que eres salvador universal (Sb 16,7). Los cristianos dan un paso más: es Jesús quien salva de la muerte, de Él era signo aquel estandarte. En este caso, la crucifixión de Jesús es, a la vez, la exaltación gloriosa: no se separa la muerte de la resurrección (también lo encontramos en Jn 8,28; 12,23.32-34).
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En aquella situación descrita en Nm, la intervención de Dios, que salva a los que antes habían pecado contra Él, pedía una participación de quienes querían vivir: tenían que mirar, fijar su mirada en el estandarte que sería fuente de vida. Ahora Jesús también pide nuestra participación para tener la vida eterna que Él nos da: creer, creer en Él (15). Creer y ver en Jn tienen relación: Mirarán al que traspasaron (Jn 19,37); o: Jesús le dijo: lo estás viendo; es el mismo que habla contigo. El hombre dijo: Creo, Señor. Y se postró ante él (Jn 9,37-38).
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El proyecto de Dios dar la vida eterna se realiza en los que creen (16). Es un proyecto para todos y todas, universal el mundo (16-17), pero sólo se puede realizar en quienes lo acogen, en quienes se abren a él, porque pide nuestra participación. La iniciativa es de Dios, que tanto ama al mundo (16) sin esperar nada a cambio por parte del mundo, es decir, gratuitamente. Pero quien no acoge al Enviado, se lo pierde todo: el Amor, la Vida... Mirar a Jesús, conocer a Jesús, pide una toma de posición por nuestra parte: sí o no (creer o no creer), lo queremos o no lo queremos, lo amamos o no lo amamos. Sabiendo que si decimos que sí, si lo amamos, nos convertiremos en discípulos y, por lo tanto, también participaremos de su misión de Enviado. Y esto compromete mucho.