Domingo 12 T.O. - A

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Estudio de Evangelio. Santiago Domingo Pampliega

Acercarse al evangelio siempre es un encuentro con Alguien. Alguien que nos dirige una Palabra que es vida, verdad, camino. Nos permite abrirnos al conocimiento de nosotros mismos, de la realidad y, sobre todo, al conocimiento de la persona de Jesucristo. Y que ese conocimiento vivo, no teórico, nos lleve al amor y al seguimiento más de cerca.

 

 21 de junio 2020. Mt 10, 26-33 

 

En estos domingos del tiempo ordinario leemos el evangelio de Mateo, uno de cuyos grandes temas es el seguimiento. El capítulo diez está dedicado a los discípulos de Jesús: llama a sus discípulos, les orienta con una serie de indicaciones sobre el modo del anuncio y el estilo de vida, les envía y les previene ante el rechazo o la persecución. Probablemente la comunidad de Mateo ya vivía esto último. El texto tiene una dimensión de realidad ante las dificultades de la misión y es una invitación a permanecer, al testimonio, a la confianza radical. Ser cristiano es participar del misterio de Cristo, de su realidad, de su misión, de su destino. El anuncio y el mismo estilo de vida es posible que no sea aceptado, acogido, que provoque rechazo, persecución, hostilidad, violencia. Les prepara para ello.
 
1. "No tengáis miedo a los hombres..." (Mt !0, 26).
El miedo, fuerza poderosa que se hace presente cuando está en juego nuestra seguridad, bienestar, nuestra persona. "Cuando nuestro corazón no está habitado por un amor fuerte o una fe firme, fácilmente queda nuestra vida a merced de diferentes miedos" (F. Ulibarri). El miedo paraliza, encierra, nos hunde como a Pedro porque no hacemos pie, hemos dejado la seguridad de la barca y no reconocemos al que está ahí, delante de nosotros. Resuenan las palabras y la experiencia de Pablo: "Sé de quien me he fiado" (II Tim 1,12). E invita a los cristianos de Roma a esta misma actitud: "Si Dios está con nosotros, quién estará contra nosotros" (Rom 8,31). Es la experiencia de tantos, a lo largo de los siglos, que refleja el Apocalipsis: "...y no amaron tanto su vida que temieran la muerte" (Ap 12,11).
 
2. "Temed al que puede destruir con el fuego alma y cuerpo" (Mt 10,28).
Sí tener temor al que o a lo que puede destruirnos interiormente, al que hace que busquemos la seguridad a toda costa, que mina la esperanza y la confianza radical, que nos lleva a dejar de ser lo que somos y lo que estamos llamados a ser.
 
3. La superación del miedo se fundamenta en una confianza inquebrantable en Dios, que no libra del peligro pero que permite permanecer en pie y descubrir un proyecto mayor, una providencia de Dios que abarca toda la realidad, incluso la más insignificante, y que incluye nuestro esfuerzo, entrega, testimonio. Y nuestra propia vida.
 
Santiago Domingo Pampliega. Diócesis de Madrid